Fin de Arte y Pololeo. Capítulo de despedida sobre enamorarse de la vida y el oficio de crear. La montaña es ahora montaña; el cielo cielo— y agudo el albedrío que nos iza la sangre como si este universo, libre de dudas, fuera por obra tuya y mía (solo nuestra) supremo. Para siempre una canción hecha de silencioso como piedra silencio. Vida, voy por ti.
El tumulto de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada, la arquitectura hostil y estúpida que está apareciendo en la periferia de Santiago, canciones sobre los ovnis y la fobia a las alturas, el ardiente evento de cada día en interminable acuerdo, pintar un minuto en la vida del mundo, John Berger y las barcas invertidas, Elizabeth Bishop y los días y distancias, desconcertados de nuevo y que ya han huido para siempre del amable campo de batalla. Penúltimo capítulo antes del fin del programa.
Conversamos con el poeta de Oaxaca Alan Vargas, recién llegado y por primera vez en Chile. Una asamblea de volantines pescadores encumbra Pacífico adentro, nos ponemos en modo últimos atardeceres en la tierra y somos dos varones en una aldea no turística: algo extraño para nombrar alguna costa, protegidos del viento por una palapa para beber y conversar sobre nuestras relaciones, reírnos de cuando nos equivocamos, hay luz de luna llena y hay luz de llama de refinería. La quiero hacer bien, es que me esfuerzo y me equivoco, ese es mi trabajo.
La llegada inminente de la primavera, los gusanos que se deslizan en el oído del cadáver, Teillier aburrido esperando el desayuno, la estética relacional, el cuadro más grande del mundo, nuevos datos random sobre Van Gogh, el blanco titanio, la desaparición de una familia y sus señales de ruta, las películas que son como videoclips largos y por eso nos aburren, los personajes de seis dedos en el Renacimiento y otras curiosidades. Un programa liviano antes del equinoccio.
Aparte del poema 48 de Gonzalo Millán y septiembre en reversa, casi la totalidad del capítulo estuvo dedicada al relato "Albinoni" de Alejandro Cabrera Olea. Sin spoilers. Un capítulo para escuchar horizontal en la cama mientras atardece.
¿Por qué el teatro no puede burlarse de la Madre Teresa de Calcuta? ¿Por qué, de pronto, el juego se vuelve serio? Fronteras, bordes, reglas, límites, carencias y obstáculos autoimpuestos. García Lorca y la teoría del duende, playstations y noticias fascistas, elegir no resolver el misterio, Oulipo y las constricciones, la oportunidad de perder. Incluye recomendaciones de animé y reflexiones sobre los nuevos desafíos de la performance.
Un pintor choca, pierde la capacidad de ver cromáticamente y reconstruye su mundo en escala de grises. Inventar el barco es inventar el naufragio, el tren es la catástrofe ferroviaria. Colas que prometen lagartijas, escándalos en el CESFAM, el malentendido después del abrazo que contiene, Frida Kahlo y los primeros tres años en cama, turistas que caen en fosas negras de museo, los accidentes de tráfico de Warhol, el misterio como la mejor materia prima para el amor y la obra.
Salir de la pasión como de una catástrofe aérea, hablar de cosas espirituales como si fueran algo concreto, posibilidades en el blanqueamiento del dibujo, borrar para ver, una hipótesis de salto, los cisnes ejemplares, la cultura que no es limpia ni educada, confundir la frialdad y el sarcasmo con la inspiración. Para que nos amáramos, al fin, ocurrieron todas las cosas de este mundo y desde que no nos amamos, solo existe un gran desorden.
Solo vemos aquello que miramos. Ver es un acto que implica elección. John Berger y la imagen, la flor de la pregunta, los techos despoblados de Malú Urriola, el ojo y el encuadre, lo que nos habla desde fuera de campo, lo que une a Francis Bacon y Walt Disney, la ausencia que viene siempre después de la nada y solo es posible en ese orden cronológico, Diane Arbus y lo excéntrico, la tierra rotando y la explicación que nunca encaja realmente con el paisaje. La vida que pasa segura sabe que sobrevivimos, por eso nos sentamos a ver brillar el cielo y toda su orquesta de vidrios.
Amor platónico y carencia, la lejanía y Tarkovsky, la belleza de palas y rastrillos, la sandía como huasa sin calzones, el Quijote y la idealización de la amada, escribir estando feliz, sentir la mañana que vibra, este cuerpo que no volverá a empezar de nuevo, Cupido ciego, buscar ciudades pequeñas y caminables, un resto de demasiados despertares y la piedra que cae pensando que es ella la que quiere caer. Incluye una brevísima explicación del significado de la vida según distintas corrientes filosóficas.
El sueño eterno y las ventanas del alma. Baudelaire en el bosque, Buñuel y un siamés muerto hace dos mil años. Geografías inventadas, surrealismo, choques cósmicos, nombrar algo queriendo decir lo contrario, el conjunto tácito, Raúl Ruiz y el vino bigoteao, la trascendencia según Bolaño, lenguas con perforaciones, la vida que está llena de tonteras y el Valparaíso que dejé atrás.
Anónima era mujer en la historia del arte, Robert Capa o sea Gerda Taro, mandar cartas secretas, tirar flores por la ventana de alguien a quien amas, el cine sin autor, las películas malas de Alan Smith, Chris Marker no existe, pequeñas esperanzas, el error de Capitán Planeta, eliminar al autor, intentar no ser un turista de mierda de la cultura oriental, aprender a escribir antes de caer al pozo, el poema escrito a máquina con tinta roja que sobrevivió a los incendios, mirar a la muerte a la cara y decirle: O.K. Salí de aquí.
La eternidad de la infancia que dura tan poco, lo grande que se vuelve pequeño cuando el cuerpo crece, el inconsciente que se rebalsa como un lomito chacarero, la intensa sonrisa que te atravesó abriéndote los ojos asombrados, Jorge González cantando groserías en 1985, la fiel memoria y los desiertos días, Chet Baker y los dealers, estúpido y sensual Borges hablando del olvido, las comidas de Orson Welles y el recuerdo que lo deforma todo. El capítulo incluye el test "¿Qué pintor alcohólico eres según tu signo?" y algunas recomendaciones cinematográficas.
Programa abierto sobre elecciones, oficios, decisiones, costos y consecuencias. Sentirse como un bicho y fumar en el baño de profesores, volver a maravillarse con una canción conocida, caer a propósito en la trampa y olvidarse del yo, inteligencia artificial y lenguajes obsoletos, la rata que está en todas partes y ni siquiera nota tu presencia, el deseo imposible de occidente, lo que no estoy dispuesta a transar, los diarios de vida de los muertos, la vez que cavamos dispuestos a llegar a China y hacer del momento algo permanente.
Inspiración y trabajo ¿De dónde viene el estímulo? Tiempo libre, naturaleza, preguntas, tristeza, soledad, rutina, paciencia, dolor, motosierras, voluntad y copia. Un saco lleno de magia, antologías democráticas, la última vez que hablé contigo, los rayos de un sol que se despide, las pelotas que se perderán siempre y los memes de Piolín que ya no son sarcásticos. La literatura produce pensamiento por sí misma y la musa es un paciente a punto de sacarse la intravenosa y salir corriendo.
Hiperconectividad, redes sociales, exposición digital y otras vainas del mundo actual. Tomarse el tiempo que los tiempos piden, pelear con las comparaciones tóxicas, gestionar nuestra obsesión con el yo, Kerouac y el editor interno, la idea de amigos que es superior a los mismos amigos y la intolerancia al malestar. El capítulo también conmemora brevemente el Día del Teatro e incluye una completa guía de los orígenes y el desarrollo del western. Sorpresas, epifanías, visiones. En la experiencia siempre renovada de esa revelación que es la forma, la creación artística tiene, como siempre, mucho que enseñarnos sobre la vida.
Sylvia Plath escribió en sus diarios. El deseo como acontecimiento conjunto, los laberintos que simbolizan la batalla de lo salvaje versus lo racional, el mito del minotauro, el miedo a la carencia, las abuelas que son canciones sin masterizar, los perros que no cocinan, el siglo del yo y los inicios del consumismo, Proust y el paisaje que no puede no conocer, tu novio que no es quien dice ser y en verdad es una pintura de Dalí, la depresión que no busca nada y la fé de volver otra vez a un mundo humano de pequeñas lujurias.
Repetición, reiteración, copia y original, apropiación, autenticidad, reincidencia, tautologías, duplicación, imitación, predictibilidad, estructuras circulares, temáticas recurrentes, volver a lo conocido, la obligación ridícula de reinventarse, Chile culiao, Morandi y la naturaleza muerta, Pablo de Rokha y la lluvia, Homero pirateado, ver decenas de veces un capítulo de Friends, subir para arriba, bajar para abajo, maltratarme porque es lo que sé hacer y es menos difícil que asumir debilidades, una rosa es una rosa es una rosa.
Adicción al conflicto, búsqueda excesiva de atención, los placeres pasajeros de Robert Creeley, chismes fomes del trap, el equilibrio y la diversión, el canario que escapa mirando a través de su jaula, el día entero de la infancia desplegado en perspectiva, el bote como primera figura para el ego, la predictibilidad de la sobredramatización, los ojos que han visto la gloria y algunas formas para pensar que el mundo probablemente no gira en torno a nuestros vacíos aprendidos.
Segundo programa sobre la crueldad, sadismo y masoquismo, la distancia estética de la alta cultura y su cáscara protectora, Tito Andrónico y Shakespeare explícito, Greenaway y la pintura, Castelluci y la provocación exitosa, el Teatro de la Crueldad de Artaud, la adicción al sufrimiento, el dadaísmo y la vida que debe doler, Hitchcock y la tensión, lo que se vuelve débil en nosotros, Baudelaire siendo herida y cuchillo, la eterna sospecha sobre lo popular, el futurismo chanta, Bataille y sus fetiches simbólicos.