Este episodio me costó grabarlo porque es una lucha que aún vivo: la necesidad de agradar, encajar y recibir aprobación.
Quizá te identifiques con esto: medir tu valor por la gente a tu alrededor, evitar conversaciones difíciles por miedo al conflicto o sentir que nunca eres suficiente.
Hoy te comparto mis heridas, pero también las lecciones que me han dado identidad, libertad y paz en medio de esta batalla.
A cuatro meses de nuestra boda, nos sentamos con Nati —mi novia y futura esposa— a hablar con total honestidad sobre el día en que casi terminamos. Fue un momento difícil, pero también nos enseñó mucho sobre amor, compromiso y vulnerabilidad. En este episodio compartimos lo que hemos aprendido en el proceso, sabiendo que cada relación es única y no hay moldes que debamos seguir al pie de la letra.
Solo Jesús puede tener el mejor consejo para nuestra historia.
En este episodio me siento a hablar con mi amigo Juan Pierotti —neuropsicólogo y una de esas personas con las que siempre termino hablando profundo— sobre algo que todos sentimos, pero pocos sabemos nombrar: el miedo.
Hablamos de por qué a veces nos paraliza, de dónde viene, cómo lo procesamos (o lo escondemos) y de cómo Dios no nos pide que no tengamos miedo… sino que no lo enfrentemos solos.
Este episodio es una invitación a ser honestos con lo que sentimos, a no tenerle miedo al miedo, y a dejar que el amor de Dios lo abrace con nosotros.
Si alguna vez has sentido que el miedo te detiene o que “deberías tener más fe”, quédate. Tal vez este episodio es el empujón que estabas necesitando.
Todos tenemos un enemigo silencioso.
Uno que nos paraliza y busca robarnos la oportunidad de ser todo lo que Dios quiere que seamos.
Uno que se camufla en buenas intenciones o traumas del pasado, que se disfraza al buscar la opinión de otros, y que se esconde entre las ocupaciones del día a día.
Hoy hablemos del temor. De cómo es más peligroso para nuestra fe, propósito y llamado de lo que creemos…
y de cómo evitar ser paralizados por él.
A veces nos quedamos atrapados en lo que pudo haber sido. En decisiones no tomadas, sueños no cumplidos, errores que quisiéramos borrar. Pero… ¿y si dejáramos de cargar con eso? ¿Y si esa historia que no salió como esperábamos es justo lo que Dios quiere usar?
No necesitas devolver el tiempo. Solo necesitas abrazar lo que Dios ya está haciendo.
Si yo fuera el diablo, no te alejaría de golpe… te enfriaría poco a poco.Te haría creer que tu valor está en el éxito, que tu historia no avanza como debería, que nunca es suficiente.
Pero Jesús sí lo es.
Y nuestra alma, sí tiene un ancla.
A veces pareciera que nada sale como esperabas: te esfuerzas, oras, haces lo correcto… y aun así las cosas no cambian. ¿Dónde está Dios en medio del caos, la frustración o el silencio?
En este episodio de Ancla, hablamos de esos momentos donde todo parece ir cuesta abajo y exploramos cómo nuestra fe puede mantenerse firme cuando todo alrededor tiembla.
El miedo a perder, a soltar, a lo desconocido puede detenernos más de lo que imaginamos. Durante mucho tiempo, dejé que el temor definiera mis decisiones, aferrándome a lo que ya no debía estar. Pero Dios nos llama a una vida en abundancia, sin cadenas, sin miedo, confiando en que sus planes siempre son mejores.
¿Seguirás permitiendo que el miedo dicte tu futuro o decidirás confiar en lo que Dios tiene para ti?
A veces las heridas que no enfrentamos nos llevan más lejos de lo que imaginamos. Alejandra Navarro, co-creadora de Biblia Devocional, se alejó de Dios en medio del rechazo, la ansiedad y la anorexia, buscando llenar el vacío en amistades, excesos y relaciones rotas. Pero incluso en la distancia, Dios nunca dejó de llamarla de vuelta.
Todos tenemos una historia por contar, y todos podemos regresar a casa.
Tengo un problema... soy un comprador compulsivo. Como muchos, me he obsesionado con tener más, con alcanzar estándares que nadie me pidió cumplir. Pero cada vez que caigo en esa trampa, necesito recordarme algo: mi valor no está en lo que tengo o muestro, sino en lo que Cristo ya hizo por mí en la cruz.
Tal vez en algún momento te hayas sentido herido, traicionado o decepcionado por la iglesia o por alguien dentro de ella. Y es difícil no preguntarse: ¿la iglesia falla? En este episodio quiero invitarte a soltar los prejuicios por un momento y a mirar más allá de los errores humanos, para descubrir a un Dios perfecto que, aun así, elige trabajar a través de personas rotas
Vivimos tan atrapados en el ritmo frenético de cada día que, sin darnos cuenta, caemos en la carrera de alcanzar lo que el mundo dice que vale la pena. Pero fuimos llamados a algo más grande. No somos de aquí. Somos Residentes Temporales, y cuando recordamos eso, todo cambia: la forma en que caminamos, en que soñamos, en que esperamos. Porque no fuimos hechos para este mundo, sino para una patria eterna que nos da razones para vivir con fe.
Las partes más oscuras de nuestra historia son, a veces, las que más escondemos, pero también las que pueden traer más luz a la vida de otros. Hoy quiero compartir con ustedes uno de los momentos más difíciles que he enfrentado, pero que formó lo que soy hoy y me dio la convicción de que nuestras heridas pueden ser usadas para sanar a otros.
Bienvenidos a Ancla, un espacio pensado para abrir el corazón y recordarle a nuestra alma: Ebenezer... hasta aquí nos ha ayudado El señor.
Bienvenidos a Ancla, un espacio pensado para abrir el corazón y recordarle a nuestra alma Ebenezer... hasta aquí nos ha ayudado El Señor.