
El miedo a perder, a soltar, a lo desconocido puede detenernos más de lo que imaginamos. Durante mucho tiempo, dejé que el temor definiera mis decisiones, aferrándome a lo que ya no debía estar. Pero Dios nos llama a una vida en abundancia, sin cadenas, sin miedo, confiando en que sus planes siempre son mejores.
¿Seguirás permitiendo que el miedo dicte tu futuro o decidirás confiar en lo que Dios tiene para ti?