
A veces nos quedamos atrapados en lo que pudo haber sido. En decisiones no tomadas, sueños no cumplidos, errores que quisiéramos borrar. Pero… ¿y si dejáramos de cargar con eso? ¿Y si esa historia que no salió como esperábamos es justo lo que Dios quiere usar?
No necesitas devolver el tiempo. Solo necesitas abrazar lo que Dios ya está haciendo.