Noé vivía en una era torcida y perversa. Como resultado de la primera caída del hombre, la naturaleza maligna de Satanás había sido inyectada en el hombre. Noé nació en dicha generación. Dios había condenado a aquella generación, y el poder maligno de las tinieblas estaba presente en la tierra. Cuando el hombre cayó, el poder maligno de las tinieblas había corrompido la tierra y la había llenado de violencia. Como resultado, Dios intervino y juzgó aquella generación y puso fin a esa era. Quienquiera que viviese durante esa era se hallaba bajo dos cosas: el juicio de Dios y el poder maligno de las tinieblas.
Vivimos en la misma clase de era. En Mateo 24 y Lucas 17 el Señor Jesús comparó nuestra era con la de Noé. El trasfondo de Noé era exactamente el mismo que el nuestro; aquella era prefiguraba nuestro trasfondo. Fíjense en la situación mundial de hoy; indudablemente se encuentra bajo la condenación de Dios. El mundo se halla también bajo el poder maligno, la influencia maligna. Ningún joven y ningún adulto puede resistir el poder maligno ni la influencia de la sociedad moderna.
Nadie es inmune. Podemos ver que existe ese poder maligno, la influencia maligna de las tinieblas, sobre esta tierra. Todos están bajo el juicio de Dios y bajo el poder y las tinieblas del maligno. Por lo tanto, la plena salvación de Dios no sólo nos libra de que El nos condene, sino también del poder maligno y de la influencia de esta era tenebrosa. En el día de Pentecostés, Pedro exhortó al pueblo: “Sed salvos de esta perversa generación” (Hch. 2:40).
Acompañanos en este último episodio de Daniel y sus compañeros, para seguir siendo estos que nos consagramos a Él por causa de Su propósito.
Ser los mejores en el pueblo del Señor y consagrarnos a Él puede conllevarnos a ser estos jóvenes con un signifcado dispensacional en esta era. Acompaños en este tercer episodio acerca de Daniel y sus compañeros.
Siempre que Dios quiere hacer algo, Él llamá a los jóvenes. Él necesita a los jóvenes para un cambio dispensacional. Debemos estar abiertos a Él decirle "Señor aquí estoy".
Dn. 1:8 Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse... Debido a esta victoria Dios podía jactarse ante Satanás que en medio de Babilonia, Dios aún tenía algunos vencedores que eran victoriosos sobre las estratagemas de Satanás... Acompáñanos esta segunda temporada en nuestro podcast de creyentes en la U y sé uno de los vencedores que Dios necesita en la tierra hoy.
La Escritura fue dada por el aliento de Dios (2 Ti. 3:16). Esto significa que la Escritura no provino del pensamiento del hombre, es decir, de la mente del hombre; antes bien, es el aliento de Dios, dado al infundir Dios Su pensamiento y Su palabra por medio de Su Espíritu en los escritores. Por consiguiente, la Biblia contiene los elementos de Dios y conlleva Su sabor. Como cristianos, nuestro mayor gozo, o digamos, nuestra mayor bendición, es poder contactar a Dios y gustar de Él diariamente por medio de la palabra de Su aliento.
Para poder estudiar de la Biblia, necesitamos ser estos que ejercítamos nuestro espíritu, para recibir Espíritu y Vida, tener un ojo sencillo al consagrarnos a Él, volviendo todo nuestro corazón a Él para ser estos que lo traen de regresó.
¡Necesitamos creer en la Biblia y tener fe en la Palabra de Dios, porque es nuestro tesoro, nuestro legado!
Ya que somos personas regeneradas y tenemos un espíritu regenerado, ¿Por qué nos cuesta leer la Palabra de Dios?
¡Por medio de prácticas de vida podemos ser llenos de la Palaba de Dios y Su conocimiento!
Jeremías 15:16 dice "Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; / y Tu palabra me fue / por alegría y por gozo de mi corazón"...
La palabra de Dios es el suministro divino como alimento que nos nutre. Por medio de la palabra como alimento, Dios imparte Sus riquezas a nuestro ser interior a fin de nutrirnos para que seamos constituidos con Su elemento. Éste es un aspecto crucial de la economía de Dios. Cuando comemos las palabras de Dios, Su palabra se convierte en la alegría y el gozo de nuestro corazón.
Primeramente veremos qué es la vida. Para conocer la vida, debemos saber lo que es. Es muy difícil explicarla; por lo tanto, realmente necesitamos la misericordia del Señor.
En 1 Juan 5:12 dice: “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo, no tiene la vida”. Juan 3:36 también dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo, no verá la vida”. Estos dos versículos de las Escrituras nos dicen que si un hombre no tiene la vida de Dios, no tiene vida. Esto nos muestra que a los ojos de Dios, sólo la vida de El es vida; aparte de ésta, ninguna vida puede considerarse vida.
Esta es la segunda parte de nuestra comunión en cuanto a esta maravillosa vida. Necesitamos experimentar al Dios Triuno en nuestra vida cristiana para ser impartidos por la vida que esta en Él. Cada día el Dios Triuno se imparte en nuestro ser, supliendo todo lo que hace falta. Cuando nos sentimos sin fuerza, necesitamos la experiencia del Dios Triuno.
Debemos valorar la función que el Dios Triuno ejerce en cada uno de nosotros, debemos tener una vista panorámica del Dios Triuno que llega a nosotros para poderse impartir, para podernos dar vida. ¡Dios es Triuno por una razón, por mí, porque desea impartirse en mí!
La consagración es que nosotros nos entregamos voluntariamente al Señor, debemos ver el precio que Él pagó por nosotros, esta es la base de la consagración, el motivo es el amor de Dios.
La luz es Cristo, la vida es Cristo. En la Biblia encontramos que Cristo es vida y luz, no son dos cosas separadas, están estrechamente relacionados el uno del otro. Viene a nosotros como suministro de vida, como el Espíritu que se imparte a nosotros, para que seamos portadores de la vida y la luz.
Ya que el hombre se ha degradado del gobierno divino y del gobierno humano, Dios tiene que recobrar al hombre hacia el gobierno divino. Para que el hombre pueda vivir delante de Dios, regresándonos del gobierno del hombre hacia el gobierno divino. Dios lo hace por medio de la conciencia a través del ejercicio del espíritu por medio de la conciencia, en sencillez bajo la autoridad directa.
En Hechos 24:16, Pablo respondió a Félix que él procuraba tener una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. En nuestra vida cristiana nosotros necesitamos vivir una vida delante del trono de Dios, sabiendo que un dia compadeceremos delante de Él.
Efesios 5:15 "Mirad, pues, atentamente cómo andéis... "
El andar tiene que ver con nuestras acciones, con nuestro andar diario. Hoy necesitamos ser estos que invierten bien nuestro tiempo para ganar más del Señor.