Evangelio del día | Domingo de la XVI Semana del Tiempo Ordinario | Año Litúrgico 2019-2020 - (Ciclo A)
Queridos hermanos entramos a este domingo con una palabra muy fuerte; lo que está detrás de esta simple parábola es un reproche de Jesús y un fuerte llamado a la conversión.
La última implicación que Jesús presenta a los discípulos es la de las renuncias, esta no viene como las anteriores que correspondían a las dificultades venidas desde afuera, es decir, las sufridas de los hombres a causa de una negativa al Evangelio, en concreto, las persecuciones; esta última dificultad viene desde dentro del discípulo, en la que él mismo puede ser obstáculo para el discipulado, para emprender el camino de la fe.
La perícopa del evangelio presentado hoy por la Iglesia Mt 10, 26-33, forma parte del discurso misionero que dirige Jesús particularmente a sus doce apóstoles y que se comenzó a proclamar el domingo pasado, no podemos leerlo separado de los versículos 16-25 en los que Jesús les presenta una de las realidades que supone, en este sentido, la misión, pero más que la misión la vida cristiana, en efecto, no se puede entender la vida cristiana separada de la misión, la misión forma parte del alma cristiana.
Con este domingo XI del Tiempo Ordinario, nos hemos adentrado plenamente a este tiempo, luego de haber conmemorado el Misterio Pascual del Señor durante la Cincuentena, y el Señor viene con una Palabra que verdaderamente nos ubica en lo que somos: el Pueblo de Dios.