
La última implicación que Jesús presenta a los discípulos es la de las renuncias, esta no viene como las anteriores que correspondían a las dificultades venidas desde afuera, es decir, las sufridas de los hombres a causa de una negativa al Evangelio, en concreto, las persecuciones; esta última dificultad viene desde dentro del discípulo, en la que él mismo puede ser obstáculo para el discipulado, para emprender el camino de la fe.