Los textos presentan una visión integral del manejo porcino, centrándose en el bienestar y productividad de los cerdos, especialmente las cerdas gestantes y los lechones. Abordan la importancia de las condiciones ambientales, como la temperatura, la humedad, la ventilación y la iluminación, para evitar el estrés térmico y sus efectos negativos en la salud y el rendimiento. Se ofrecen soluciones prácticas para el diseño de instalaciones, el control climático (calefacción, refrigeración, sombra) y la gestión de residuos, destacando la necesidad de adaptar el entorno a las necesidades fisiológicas de los animales. Además, se enfatiza la relevancia de una nutrición adecuada y el diagnóstico de gestación para optimizar la eficiencia reproductiva y la rentabilidad en las granjas porcinas, reconociendo que el ambiente influye directamente en la expresión del potencial genético de los animales.
Estos textos se enfocan en la técnica de alimentación suplementaria para lechones, conocida como creep feeding o uso de alimentos pre-iniciadores, durante el período de lactancia. Las fuentes explican que esta práctica es crucial para la preparación del sistema digestivo de los lechones, facilitando su transición a la alimentación sólida y minimizando el estrés del destete. Además, resaltan los beneficios en el crecimiento, la salud intestinal y la uniformidad de las camadas, lo que se traduce en una mayor eficiencia productiva y rentabilidad para los productores. Los artículos también detallan cómo y cuándo implementar esta estrategia, enfatizando la calidad del alimento, la higiene y las condiciones ambientales para optimizar sus resultados.
El presentador, Paulo Campos, de Cargill, presenta su renovado Livelle, centrado en los desafíos de la reproducción porcina, especialmente en hembras prolíficas, destacando problemas como el bajo peso al nacer de los lechones, la mortalidad y la ineficiencia productiva.
Los recursos enfatizan la importancia crítica de la nutrición en cerdas lactantes para la productividad porcina. Destacan cómo una ingesta adecuada de alimento y agua es fundamental para una alta producción de leche, el crecimiento de los lechones, y la salud reproductiva de la cerda, especialmente las primerizas. Abordan los factores que afectan el consumo de alimento, como la temperatura ambiente y la condición corporal, y explican las consecuencias negativas del estrés por calor o la sobrealimentación. Finalmente, proponen estrategias de manejo y nutricionales para optimizar el consumo y mitigar los impactos económicos adversos, como el uso de aditivos y la frecuencia de alimentación.
La alimentación de la cerda en gestación es crucial para asegurar tanto la salud de la madre como el desarrollo óptimo de los lechones. El objetivo principal es recuperar la condición corporal de la cerda tras el destete y cubrir las demandas nutricionales para el crecimiento fetal y la preparación para la lactancia.
La gestación se divide en tres fases, cada una con requerimientos específicos:
Tercio inicial (0-35 días): Se enfoca en la implantación embrionaria. Se recomienda una alimentación controlada para evitar un exceso de grasa, que puede ser perjudicial.
Tercio medio (36-75 días): El objetivo es que la cerda recupere su estado corporal. La cantidad de alimento se ajusta según la condición de cada animal.
Tercio final (76-114 días): Es la etapa de mayor crecimiento de los fetos y desarrollo de la glándula mamaria. Se incrementa el aporte de energía y proteínas para satisfacer la alta demanda.
Una dieta típica para cerdas gestantes se basa en cereales como maíz y sorgo, fuentes de proteína como la harina de soja, y un suplemento de vitaminas y minerales. Es fundamental asegurar un suministro constante de agua fresca y limpia. Un manejo adecuado de la alimentación durante esta etapa previene problemas al parto, mejora el peso y la viabilidad de los lechones y asegura una buena producción lechera.
En el ciclo reproductivo de la cerda, existe una fase de vital importancia, a menudo subestimada pero fundamental para el éxito productivo a largo plazo: el período de transición. Este interludio, que abarca desde el momento del destete de su camada hasta la confirmación de la siguiente gestación, representa un puente metabólico y fisiológico de enormes exigencias. Lejos de ser un simple período de espera, la transición es una etapa de recuperación, preparación y reajuste hormonal que determinará no solo la prolificidad del siguiente parto, sino también la longevidad y el bienestar general de la hembra en el sistema productivo.
Inmediatamente después del destete, la cerda se enfrenta a un cambio abrupto y drástico. Durante la lactancia, su organismo ha estado sometido a un intenso estado catabólico, movilizando masivamente sus reservas corporales de grasa y proteína para sostener una producción láctea que satisfaga las demandas de una camada en rápido crecimiento. El cese de la succión por parte de los lechones desencadena una cascada de señales hormonales que marcan el inicio de la transición. La prolactina, hormona clave en la producción de leche y en la supresión del ciclo estral, disminuye drásticamente. Esta caída, junto con el aumento de los niveles de la hormona luteinizante (LH), es la señal inequívoca para que los ovarios reanuden su actividad folicular, preparando el terreno para un nuevo celo y una ovulación de calidad.
El primer y más urgente desafío de la transición es la recuperación de la condición corporal. Una lactancia exigente puede dejar a la cerda en un balance energético negativo, con una pérdida de peso que puede superar el 10%. Este estado catabólico debe ser revertido rápidamente hacia un anabolismo que permita reponer las reservas de tejido magro y adiposo. Aquí es donde la nutrición juega un papel estelar y estratégico. La dieta de transición debe ser formulada con precisión, ofreciendo una alta densidad energética y un perfil de aminoácidos esenciales, especialmente lisina, que soporte la síntesis de tejido y la recuperación muscular. Un manejo nutricional deficiente en esta fase no solo retrasará el retorno al celo, sino que también comprometerá la tasa de ovulación y la supervivencia embrionaria temprana, afectando directamente el tamaño de la futura camada.
Paralelamente a la recuperación corporal, se produce un proceso interno de suma importancia: la involución uterina. El útero, que durante la gestación alcanzó un tamaño considerable para albergar a los fetos, debe regresar a su estado no grávido. Este proceso, que implica la reabsorción de tejidos y la reparación del endometrio, es crucial para garantizar un ambiente uterino óptimo para la implantación de los embriones en la siguiente gestación. Una involución uterina incompleta o deficiente es una puerta de entrada a infecciones como la metritis, que pueden tener consecuencias devastadoras para la fertilidad de la cerda.
Desde el punto de vista del manejo, la transición exige una atención meticulosa. El alojamiento de las cerdas recién destetadas es un factor clave. Agruparlas en corrales adecuados, con acceso libre a agua fresca y alimento, y en condiciones de confort térmico, minimiza el estrés social y ambiental. El estrés es un enemigo silencioso en esta etapa, ya que la liberación de cortisol puede interferir directamente con el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, retrasando o inhibiendo la aparición del celo.
La detección del celo se convierte en la tarea prioritaria del personal. La exposición diaria a un macho verraco (recela) es la herramienta más eficaz para estimular y detectar los signos de estro. Una correcta detección asegura que la inseminación artificial se realice en el momento óptimo, maximizando las tasas de concepción y el número de lechones nacidos vivos.
Hoy nos centraremos de lleno en las grandes diferencias entre ambas técnicas.
En este capitulo revisamos 10 artículos que hablan de IA en cerdas. Los textos ofrecen una visión integral de la inseminación artificial (IA), abarcando tanto los aspectos técnicos y de manejo como los factores fisiológicos y nutricionales que influyen en su éxito. Se detallan los procedimientos para la IA, incluyendo la preparación de la cerda, la introducción del catéter y la aplicación de la dosis, destacando la importancia de simular la monta natural. Las fuentes también exploran el ciclo estral y la detección del celo como elementos cruciales para determinar el momento óptimo de la inseminación. Además, se analiza el impacto de la nutrición, específicamente el efecto del "flushing" (sobrealimentación estratégica), en la tasa de ovulación y la edad a la pubertad en cerdas de reemplazo, sugiriendo que esta práctica puede mejorar significativamente la productividad. Finalmente, se abordan errores comunes en la técnica de IA y sus soluciones, y se discuten las ventajas y desventajas de la inseminación a tiempo fijo con el uso de análogos de la GnRH (que son de poco uso en argentina), resaltando los beneficios en eficiencia de manejo y costos.
La Inseminación Artificial (IA) en cerdas es una técnica clave para la producción porcina moderna. Permite el uso eficiente de genética superior de verracos, mejorando prolificidad y rendimiento. Implica la recolección y dilución de semen para su posterior introducción en el tracto reproductivo de la cerda en el momento óptimo del celo, aumentando la productividad y bioseguridad del plantel. Disfruta del contenido.
El texto proviene del "Manual de Manejo Provimi® para Gestación y Maternidad", un recurso exhaustivo que orienta a los gestores de granjas porcinas sobre cómo optimizar el rendimiento reproductivo de sus cerdas. Cubre diversos aspectos del manejo de las cerdas, incluyendo cuidados generales, salud, nutrición, reproducción (desde la inducción de la pubertad hasta la inseminación artificial) y el manejo integral de la gestación y la maternidad. El manual enfatiza la interpretación de datos para la toma de decisiones y la aplicación de conocimientos técnicos para mejorar la eficiencia y rentabilidad en la producción porcina.