Este ejercicio de diálogo directo con empresarios, no solo ha cuestionado prejuicios de los que solemos escuchar y repetir, sino también nos ha informado sobre sus capacidades y su aportación a la sociedad. Le invitamos a visitar la primera temporada y descubrir sus reflexiones y experiencias.
Las experiencias al escuchar a los empresarios nos ha permitido ver otra cara, acaso mucho más realista y sincera, acaso más humana, en la acción empresarial. Le invitamos a visitar la primera temporada y descubrir sus reflexiones y experiencias.
Las profesiones están, desde su origen, vinculadas al servicio; se justifican sirviendo a la salud, la justicia, laciudad, el alma... Les toca también reconocer lo valioso preexistente, agregarle valor y construir equipos. La empresa por su parte se justifica también en la construcción de comunidades de trabajo, el respeto a lo valioso preexistente y el servicio. De ello nos habla Javier Sánchez, emprendedor y arquitecto.
Cuando reina el pesimismo, no es posible emprender ni lograr proyectos porque se produce desconfianza e imposibilita la colaboración, elemento imprescindible en cualquier construcción. Esta empresa subraya la humildad efectiva: en las organizaciones donde reina la humildad, escuchamos mejor a los demás, asumimos que todo es perfectible y caminamos hacia allá. Si abrimos la mente, la inspiración para la propia empresa viene de los lugares más inesperados.
Una larga trayectoria en la empresa garantiza una visión experimentada de la empresa, pero también de la vida. Para Gilio, todo hombre debe dedicarse a su familia y a su negocio en mente, corazón y acción. De este modo, su empresa es la segunda más grande en la Laguna. ¿Un consejo invaluable? La dedicación entera al negocio viene de la pasión y de la constancia, apostar por diversificar la empresa garantiza susustentabilidad en el tiempo, pero debe hacerse en el momento preciso.
El sentido de reciprocidad en la empresa se vive como un tema filosófico: todos los días en todas las acciones. La reciprocidad logra la comunión en el trabajo y es fundamental alcanzar su plenitud para que cada parte se sienta reconocida y valorada. Cada empresa necesita tener una fortaleza filosófica entendida, compartida y arraigada en todos los niveles. Si tienes un ambiente recíproco y sentido de pertenencia, se produce un espacio de enseñanza entre los más expertos y los más jóvenes. Y de este modo se construye un legado.
Crear espacios para la gente es crear ciudad y lograrlo implica atreverse a tomar rutas distintas. Javier lo hizo: desde la arquitectura, rehabilita y reescribe lugares, siguiendo el legado de su padre, pero con mirada propia. Porque construir desde el barrio es honrar su historia, y también imaginar su futuro. Convertir un plan de negocios en un proyecto arquitectónico es enfrentarse a un dragón de siete cabezas: irrupciones, cambios, tensiones. Pero todo cobra sentido cuando se conversa, se adapta y se conserva lo esencial. Así se transforma una ciudad.
Los valores se llevan diario, se cultivan en cada acción de cada colaborador a lo largo y ancho de la empresa. En ese sentido, cada miembro de la organización debe tomar decisiones atentas y finas sobre cómo vivir los valores institucionales. Ahí, la retroalimentación se vuelve fundamental: en una experiencia de humildad y comunidad, cada colaborador recibe una perspectiva externa de su actuar en el valor. En ocasiones, uno queda sorprendido de su lugar y espíritu en el trabajo.
Una palabra que define a este empresario es la perseverancia: todos sus logros son avances nacidos de ladisciplina, la constancia y el esfuerzo. En esta empresa saben que el conocimiento llega con el paso de los años. Así, diseñan un nuevo modelo de negocio en el área crediticia que busca ser incluyente con las personas e introducirlasal mundo financiero. Aquí se trata de elaborar estrategias creativas para que los créditos sean posibles y funcionales para todos.
Lo que empezó como una búsqueda ávida por los libros y la espiritualidad, se volvió una vocación: la profesión del librero.La pasión por los clásicos y las grandes obras literarias marcaron un deseo de influir en las lecturas del público; sin embargo, y como la empresa nace de un acto de generosidad, el éxito consiste en respetar y considerar los gustos de los otros como algo imprescindible en el diálogo entre la librería y su clientela. Así, la valiosa diversidad entre grandes libros y otras preferencias del público construye un misterioso camino que conduce al crecimiento comunitario.
La vocación empresarial toma tiempo porque se trata de una vocación particular: aquella orientada a personas, y acompañada de las personas, para obtener resultados que llevan al bien común. Es una sinergia comunitaria. Así, el éxito en emprender se alcanza superando cuatro pruebas: la primera es buscar adentro, en lugar de buscar fuera; la segunda es tolerar el disgusto; la tercera es que produzca y sostenga un bien común; y, la cuarta, es el proyecto trascendente de vida.
Contar con lo impredecible y leerlo a tiempo para descubrir en sus escenarios no sólo amenazas y malas noticias, sino también oportunidades y posibilidades, constituye una competencia fundamental de quien tiene la responsabilidad de conducir con su actitud y su visión a un equipo de trabajo.
El abrir nuevos caminos en los que se descubren barreras más o menos evidentes constituye también una oportunidad. Invita no sólo a allanar el camino para facilitárselo a otras personas en situaciones similares; también nos llama a transformar las estructuras y culturas para, desde la inclusión, multiplicar el talento y construir mejores organizaciones.
Además de orientarnos en la toma de decisiones grandes y pequeñas, los principios marcan el perfil de una cultura que nos esforzamos por compartir con nuestros colaboradores día a día y constituyen a un tiempo la mejor parte de la herencia que recibimos y de aquella que queremos legar a las siguientes generaciones.
Hay quien frente al reto empresarial de armonizar personas y puestos, primero confecciona éstos con precisión para luego, como en una cama de Procusto, ajustar a las personas a sus dimensiones. Otros resuelven la ecuación en el sentido contrario: se aventuran a conocer a las personas, incluidas sus competencias, motivaciones y sentido; luego, desde allí, determinan su aportación al quehacer, propósito y vocación empresariales.
La responsabilidad social, más que un plus final, deseable del quehacer de una empresa, puede comprenderse como algo que, desde el inicio y por principio, da sentido a las organizaciones.
Un empresario encuentra en el alpinismo metáforas poderosas de gran aplicación práctica para el mundo empresarial. Una de ellas es la necesaria consideración de pausas y construcción de refugios para momentos arduos del camino.
La pandemia afectó especialmente su industria, pero él encontró, junto con sus socios, la manera de hacer, justo entonces, una inversión esencial e inesperada que ahora rinde sus frutos.
A veces, más que la continuidad o la ruptura, la vocación empresarial de los hijos transforma la de los padres, la reinterpreta y la reenfoca magistralmente.
Un empresario todo terreno descubre de manera temprana que el error no sólo es inevitable, que también es un camino de creatividad y disrupción. A su corta edad y con todo el ADN empresarial en las venas parece hacer suyas las palabras y la filosofía del Dalai Lama: “cuando pierdas no pierdas la lección”.