Los ojos de quien se posa sobre un lugar primero en suimaginación y luego, en un proceso lento y a la vez abrupto, rompe su realidad para inmiscuirse en el espacio imaginado, son por fuerza distintos a los de quien habita esa ciudad desde siempre. Es el caso de Pilar Asuero, escritora y editora chilena afincada en Madrid, que en su primera novela Las cabras explora los recovecos de las amistades a distancia al tiempo que aprende a habitar un entramado de calles ajeno que poco a poco, a golpe de recuerdos y de lazos humanos, se cotidianiza. Hoy viene al COAM y nos lo cuenta.
Si eres uno de esos madrileños nacidos en cualquier otra parte (en Lugo, en Murcia o en Nador), probablemente te parezca extraño que de verdad exista gente que ha nacido aquí, seres humanos para quienes es natural y no mero postureo pronunciar la frase "Madrid antes era otra cosa". Una de estas improbables mujeres ha escrito un libro, titulado Nunca voló tan alto tu televisor, sobre la construcción de un barrio de Madrid en los albores de la democracia. Silvia Nanclares nos muestra un Madrid que sólo pueden ver los ojos que están acostumbrados a mirarlo desde siempre. Hoy, desde el COAM, nos lleva de paseo por Moratalaz.
Es algo generacional, para los que ahora sobrepasamos la treintena y habitamos esta ciudad de grasabares y cafés de especialidad, el haber llegado a Madrid no en busca de una vida mejor, ni de una oportunidad, ni de un futuro prometedor; sino simplemente con la intuición de que aquí podría haber algo más. Y nadie lo ha contado como nuestro invitado de hoy, Acoidán Méndez, que en su novela Algunosdías nos enseña a mirar Madrid con los ojos de quien se ha criado en otra parte. Hoy se acerca al COAM y nos regala su mirada y su acento.
Que el centro de Madrid es un lugar fascinante es casi una obviedad: lo que aquí distingue al verdadero explorador urbano es atravesar las tremendas barreras urbanasque suponen las circunvalaciones y saber mirar con ojos nuevos las periferias. Y justo eso es lo que nuestro invitado de hoy, Sergio C. Fanjul, hace con pulso firme y blando a la vez en La ciudad infinita. Hoy viene paseando al COAM y nos lo cuenta.
Madrid, de día, es una ciudad vibrante apagada por el filtro gris de las interminables jornadas laborales. Lo han descrito estupendamente autores como Benito Pérez Galdós, Almudena Grandes o nuestra invitada de hoy, Belén Gopegui, que se ha acercado al COAM a contarnos cómo los personajes de Existiríamos el mar, y también los de sus otras novelas, conviven bajo la sombra alargada del Madrid diurno.
Que Madrid es una ciudad nocturna no hace falta ni explicarlo, aunque lo han hecho, y muy bien, autores como Valle Inclán, Carmen Martín Gaite, Antonio Muñoz Molina o más recientemente Javier Gallego, que viene al COAM a contarnos cosas sobre La caída del imperio, una novela muy madrileña y muy nocturna acerca del desencanto y del bnfin de la juventud.