
Oier Plaza es de Gernika y hace películas —mejor dicho, documentales. Acaba de estrenar con gran éxito Popel (Cenizas) en el Festival de Cine de San Sebastián. No es su primera vez en este terreno: hace tres años dirigió Azken Hegaldia (El último vuelo), un trabajo que retrata el cierre del frontón de Dania y el regreso de los pelotaris a casa. Aquel documental capturó un momento histórico: el final de una era y el inicio de otra. Hoy la cesta-punta vive un momento dulce. El Winter Series se prepara para su quinta edición —ola tras ola— y tratar de explicar las claves de este renacimiento no es tarea sencilla. Había un caldo de cultivo propicio: una comunidad adormecida en torno a la cesta-punta, que quizá despertó con Jai-Alai Blues y los festivales Pro Asilo Calzada; a eso se sumó el ambiente cultural de Gernika, auténtico laboratorio creativo donde un puñado de jóvenes locales ha hecho del audiovisual su lenguaje natural. La interdependencia entre todos esos factores fue clave. Y entre ellos, Oier Plaza ha sido uno de los protagonistas, un eslabón esencial para entender lo que estamos viviendo. Con él he charlado en este episodio para recordar aquellos tiempos… y para entender un poco mejor este nuevo despertar de la cesta-punta.