
Lo merecemos? Seguramente no. La palabra que mejor describe lo que queremos decir es "ser dignos de", es decir, comportarnos como lo exige el lugar. Qué lugar? Aquél que según nuestro llamado debemos ocupar como parte de un Cuerpo, y no de cualquier cuerpo, sino el que la Biblia describe como "el Cuerpo de Cristo". Éste posee partes y funciones muy bien definidas. Hasta aquí, la teoría parece ser simple, pero qué sucede en la práctica? Muchas veces la figura de unidad y la notoriedad de este cuerpo es difusa, y como consecuencia de esa ausencia ese lugar se ha quedado sin Dios... sí, así de fuerte como suena, sin cuerpo, Cristo se queda sin forma de manifestarse eficazmente. Nunca mejor aplicada la frase "dividir para conquistar" esa es la estrategia que sea usado en contra de la Iglesia. Este es un llamado urgente a individuos, ministros y ministerios a alinearnos con la responsabilidad de lo que somos y lo que representamos colectivamente. Te sumas al desafío?