
Esta obra nos muestra nuestra realidad, una que no queremos aceptar, pero que transcurre segundo a segundo de nuestras vidas. Aceptamos lo artificial, lo armado, lo normado, nos hacemos eco de ello, y pasa a ocupar en nuestras vidas un lugar sagrado, una idea objetiva, absoluta. Pero la traicionamos, de alguna u otra manera traicionamos nuestros principios y nuestras ideas porque no son más que simples apreciaciones, y cambiamos justamente porque aprendemos cosas nuevas, buscamos, indagamos. Hay quienes se quedan con los primeros principios, que se niegan al cambio, justamente porque creen que deben respetar unos caracteres absolutos que no guardan relación con nada universal, con nada divino.
Esta obra nos muestra justamente lo contrario… nos tranquiliza, nos desarma, nos desnuda, nos hace entender que solo somos humanos, demasiado humanos…