
Después del episodio sobre el maltrato, hoy te propongo mirar el tema desde otro lugar:
no tanto desde cómo protegernos, sino desde cómo dejar de sentirnos atacados… y dejar de atacar.
Porque una autoestima baja no solo nos vuelve más vulnerables al maltrato, también puede hacernos más hirientes, más reactivos, más necesitados de control.
En este episodio hablo de cómo una autoestima sana transforma nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos.
De cómo cultivar el valor de saber quién eres —sin gritarlo, sin justificarlo— y vivir en coherencia, sin miedo a poner límites ni a recibir un “no”.
Porque quien se siente en su centro no necesita ladrar ni morder: solo camina en paz con libertad y en su centro.
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Vuelve a Casa — un espacio para sentir, reflexionar… y recordar lo que realmente somos.