
En los primeros episodios hemos recorrido tres verdades fundamentales. Primero, demostramos la existencia de Dios: causa primera, ser necesario, perfección absoluta e inteligencia ordenadora. Después, reconocimos en el hombre un alma espiritual e inmortal, principio de vida, libertad y conciencia.
De allí surge la tercera verdad: el hombre necesita de una religión, porque no basta conocer a Dios y al alma; es necesario vivir esa relación mediante adoración, obediencia y gratitud.
Hoy damos un paso más. Si el hombre necesita religión, no todas pueden ser verdaderas. La cuarta verdad nos conduce a examinar la historia de los cultos humanos, desde las religiones primitivas hasta la ley mosaica, para descubrir que solo una religión ha sido revelada por Dios mismo y lleva en sí la plenitud de la verdad.