
Todas las emociones son primordiales para enfrentar las situaciones cotidianas, pues desempeñan un papel específico. Ninguna se puede suprimir. En vez de esconder o evadir sentimientos como la tristeza, la furia y el disgusto, hay que conocerlos. Entender por qué reaccionamos de cierta manera frente a determinadas circunstancias contribuye a que podamos manejar nuestros conflictos. Principalmente, porque analizar lo que sentimos en momentos difíciles nos permite la respuesta más sana. Aceptar cada una de las emociones es la principal lección de la película. Todas ellas hacen parte de nuestra identidad. Si los niños empiezan por conocerse ellos mismos, su relación con el entorno y los demás podrá ser más armónica.