
Muchas veces Dios permite que pases por un momento difícil para ver que hay en tu corazón; no porque Dios no sepa que hay en él; el que no sabe lo que hay en su corazón eres tú.
El salmista decía: Engañoso es el corazón, Crea en mi un corazón limpio, lávame con hisopo y seré limpio.
El corazón del hombre es el trono donde el Espíritu Santo viene a reposar, pero Él no puede reposar en un trono sucio.