Anonadados por el resplandor de su sonrisa, Tiempo Detenido y Roy se encuentran con Luis Miguel, y sin saber ni cómo, acaban rendidos ante él, sentados en un charco.
En su vagar por el mundo, Tiempo Detenido se encuentra con Jesús Solis, quien le revela la mayor de las verdades: en un nombre caben todas las historias.
Acompañado de su perro, Tiempo Detenido se dispone a cruzar el umbral hacia la vida eterna después de haber agarrado un tamal de verde que encontró en su hermoso altar.
Uno de ellos se lanzó a un volcán, otro se enterró en estiércol, uno más fue destrozado a mazazos; mientras tanto, Tiempo Detenido presenció cada una de esas muertes y filosofó sobre ello.
Tiempo Detenido encuentra debajo de un castillo al menos 50 cadáveres de jóvenes brutalmente torturadas. Al levantar la mirada, horrorizado, descubre a la asesina: Elizabeth Báthory.
Sin haberlo pronosticado así, Tiempo Detenido se embarca a cazar ballenas en la nave Essex, ignorando que se dirigía a un futuro terrible provocado por un aterrador monstruo marino.
Sin saber ni cómo, Tiempo Detenido se pierde en algún lugar de Valaquia y, mientras camina horrorizado por el bosque de los empalados, el verdadero Drácula le chupa la sangre.
En un arranque de valentía y fiereza, Tiempo Detenido se vuelve como Gengis Kan o Hernán Cortés: un gran conquistador, pero de la mujer amada.