
Riosucio es un estuario en el que confluyen músicas tradicionales, sincretismos religiosos y relatos de la turbia realidad política y social colombiana. Este diálogo contaminado plantea un sonido crudo capaz de crear puentes entre la oralidad de campo y ciudad y entrelazarlos a través del ejercicio de la construcción de la memoria por medio de la palabra hablada. Su formato facilita la búsqueda de crear un imaginario de colombianidad a través del sonido y la improvisación, el cual plantea una deconstrucción de la hipérbole cultural colombiana exotizada por la industria.