
En el día de hoy comenzaremos con nuestro estudio de la carta los romanos, del capítulo tres, donde el apóstol Pablo vuelve a tocar en el tema de la depravación total del ser humano. Éste es un tema que ya habíamos visto en el capítulo uno, donde Pablo describe los efectos del pecado tanto a nivel personal, como a nivel social. Pablo ya ha declarado que el pecado del ser humano consiste en ese trueque, en el que el ser humano intercambia la gloria del Dios incorruptible por imágenes, cosas, religiones, creencias, supersticiones, filosofías, conocimiento, ismos de todo tipo, por medio de los cuales el ser humano intenta desterrar de su alma esa noción que Dios puso dentro de cada corazón de qué hay un Dios que un día juzgará a los vivos y los muertos.
Ésa es la idea que Pablo desarrolla en la segunda mitad del capítulo uno de la carta a los romanos, y ahora el apóstol Pablo se pone a describir un poco más el efecto personal, interior, del corazón, del alma que el pecado ha tenido en todo ser humano.