
El problema más grande de la hipocresía humana es que nos hace pensar que el hecho de que Dios todavía no nos haya destruido por nuestra maldad, significa que Él de alguna manera está de acuerdo con lo que hacemos. Sin darnos cuenta que la única razón por la que Dios no ejecuta sus juicios automáticamente, es para mostrar su misericordia de modo que, viendo esa misericordia, seamos guiados a la cruz, y movidos al arrepentimiento.
Sin embargo, esa misma misericordia que Dios extiende hoy sobre cada pecador al refrenar su ira y no ejecutar sus juicios, rápidamente se tornará en ira y en castigo, pues al no arrepentirse ante la misericordia de Dios, el ser humano desprecia su venida.
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