
Romanos 2:17-29 RV60
[17] He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, [18] y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, [19] y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, [20] instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad.
Esta es la situación de todo hombre religioso. Si bien el apóstol Pablo le está hablando a los judíos de su época, esta misma descripción aplica a cada persona religiosa. Esto es exactamente lo que el hombre religioso busca. Y esto es lo que la religión le hace a la persona: le da una forma de seguridad, un sentido de superioridad, de propósito, de estar haciendo lo correcto, de ser un poco mejor que el resto, de tener algún conocimiento más elevado y del resto no puede llegar, y que por alguna razón él se lo ha ganado bien.