
Hace años escuché a mi mamá hablar de Laura, y desde entonces supe que quería conocerla. Nunca imaginé que ese momento llegaría, y mucho menos que sería mi segunda invitada en SOMOS.
Tuve la fortuna de conversar con ella no una, sino dos veces, y cada encuentro me recordó que, incluso en los momentos más oscuros, puede haber luz y alegría.
Su historia me tocó profundamente porque muestra que, por doloroso que sea lo vivido, no tiene por qué definirnos ni condenarnos. Al contrario, el perdón puede convertirse en la puerta hacia nuestra propia libertad.
En un momento histórico donde todo parece resquebrajarse, Laura apareció en mi vida para recordarme que, aunque a veces cueste verlo, detrás de todo está el amor que sostiene el misterio y el milagro de estar vivos.
Ojalá disfruten este episodio tanto como yo.