
La vida en red es veloz, como la balas. Es brillante, como los relámpagos. Es inquietante, como un desfiladero. Es cambiante, como las pantallas de los videojuegos o las máquinas de apuestas. Es locuaz, es colorida, es tensa, relajante, atractiva, imprevisible, arriesgada… ¿Cómo no va a atraer a los jóvenes? Sus cerebros están predispuestos a todo eso, eso les alerta, les hace despertar del sueño de la pubertad. Los comunica, los aísla, los tienta, los amenaza… puro exceso, pura dopamina. El mejor licor para esos cerebros tan necesitados de estímulos.Todo eso es bueno para que el cerebro crezca, madure, deje de ser infante y empiece a ser adulto. Sin embargo, todo eso también tiene sus riesgos, muchos, graves… De todo ello sabe mucho esta recién llegada a la madurez, y sin embargo sabia científica y hábil mensajera. Dejémosla a ella que nos ilustre y aprenderemos.Con Ángela Osorio Guzmán, psiquiatra facultativo del Equipo de Salud Mental Infanto-Juvenil del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del CAUBUMODERA: Jesús J. de la Gándara Martín, psiquiatra y escritor