
Los agroquímicos no son sólo perjudiciales para la salud de los humanos. Las abejas, que son claves para ponilizar los cultivos, también sufren. El número de muertes va en aumento por cuenta de los insecticidas de amplio espectro (como el friponil).Cuando se controlan plagas con este tipo de productos, es imposible controlar qué se quiere matar y qué no. Tampoco hay manera de predecir si una persona contraerá cáncer si entra en contacto con este tipo de sustancias.Camila Ramírez y Paula Fernández regresan a Rizoma para analizar en detalle los impactos de este tipo de sustancias, y las alternativas que se implementan en distintos campos de acción para proteger a las abejas (de paso, a los humanos).
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