
En esta reflexión de Río de la Vida nos preguntamos algo incómodo pero necesario:
¿por qué los niños no se enganchan a la pesca, aunque les regalemos o prestemos equipos, aunque organicemos actividades pensadas para ellos?
¿Es culpa de las tablets, de las consolas, de los móviles… o de los padres?
¿Por qué, cuando somos adultos, lo valoramos tanto y nos volvemos locos por volver al río?
Junto al Pequeño Nicolás, analizamos qué estamos haciendo mal y lanzamos una invitación a mirar la pesca con ojos críticos, pero también con esperanza de transmitirla a las nuevas generaciones.