
En el Reino de Dios, muchas definiciones se invierten. Lo que el mundo llama pérdida, Dios lo llama siembra. Lo que parece una derrota, puede ser el inicio de una victoria.
Jesús dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” (Juan 12:24). “Y el que se ama a sí mismo pierde la vida; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para vida eterna.” (Juan 12:25)
Él no hablaba solo de su muerte, sino de un principio profundo: solo cuando dejamos de vivir para nosotros mismos, empieza a brotar vida verdadera.
En la lógica del Reino, morir no es el final, es el comienzo. Entregar nuestros planes, nuestro ego, nuestros temores... eso es sembrar. Y en Dios, toda semilla entregada con fe dará fruto.
¿Qué necesitas soltar hoy para que Dios haga crecer algo nuevo? Tal vez es tiempo de dejar caer esa semilla en tierra.