1) Buscar: En esta vida tenés que ponerte en acción. Nada se logra con esperar, y lo más complejo y difícil es “la incertidumbre”, el no saber qué pasará con tu vida y en tu vida. En el 2016, cuando tenía un cierto conflicto con mi obispo, entró en mí la incertidumbre. La incertidumbre me mataba, me acuerdo que me mandaron a la Parroquia de Fátima. Estaba encerrado, como encarcelado. El esperar que quien en ese tiempo era mi obispo decida qué pasaría conmigo, me mataba. Eso me llevó a la decisión de decir: “hasta acá llego, me voy a mi casa”. Necesitaba cuidar mi salud mental y mi integridad. Pasaban los meses y no sabía qué iba a pasar con mi vida. Por eso di un paso al costado y me fui. Primero, porque todos tenemos dignidad y hacer sentir al otro que tengo el mando de su vida no es cristiano. Segundo, porque todos tenemos una vida y no podemos dejar que se pudra. Ahí comprendí que en la vida uno debe estar en constante búsqueda.
2) Alegría: Cuando encontrás lo que te apasiona y motiva puede ser la puerta a muchas cosas en tu vida. Cuando encontré que mi carisma era la evangelización en el mundo digital, apareció en mí la creatividad y la pasión. Lo que te apasiona te alegra y te sana. Por eso, ponte en tu mente y en tu corazón a ver qué es lo que te apasiona y te hace ser, qué es lo que te hace sentir como un pez en el agua y te hace crear o generar.
3) Vende: No se puede tener todo en la vida, hay que saber renunciar a cosas o personas, pero para adquirir algo se debe dejar algo. La vida misma es como un negocio, antes de querer tomar a alguien o algo en mi vida debo ver lo que me costará y cuánto debo sacrificar. Porque no podés tenerlo todo en la vida. Algo bueno está por venir.