
El Perú es altamente dependiente del agua de los glaciares, la agricultura y la pesca. Tres elementos gravemente impactados por el cambio climático. Si a eso le sumamos nuestra amplia brecha en infraestructura, los costos se van duplicando. Según estimaciones del Banco Mundial, las pérdidas de activos causadas por terremotos, deslizamientos de tierra, sequías e inundaciones, equivalen al 2% del PIB. Por otro lado, las pérdidas en bienestar equivalen al 5,2% del PIB. Estos fenómenos van a ir en aumento conforme nos acercamos a los límites determinados por la IPCC de 1.5°C o 2°C. Si a estas condiciones sumamos la transformación de la economía global en una economía sostenible que exija a toda su cadena de suministro mejores estándares, entonces vemos que el cambio climático se convierte no sólo en un reto ambiental ineludible, sino en un desafío económico y social para el Perú.