
Marcado por un abuso en su infancia, Humberto construyó una vida basada en apariencias. Él hablaba de Dios, compartía versículos de la Biblia y lideraba a otros, pero por dentro estaba vacío, y su familia sufría las consecuencias. Cuando su hijo enfrentó una situación crítica, Dios lo confrontó con su realidad. Y aunque se resistió una y otra vez, terminó entregándose al amor que nunca dejó de buscarlo.