
Ocho joyas desaparecen del Louvre. Entre ellas, diademas, collares y una corona que perteneció a la emperatriz Eugenia de Montijo. El golpe dura siete minutos, pero el eco alcanza siglos de historia. Este episodio de Por la senda del arte explora la fragilidad de los museos, los grandes robos del patrimonio y la memoria que resiste incluso cuando la belleza es arrebatada. Porque el arte puede ser robado, pero nunca desaparece.