
Esta semana en El Odiario, hablamos de la jungla llamada Wallapop: regateadores, fantasmas, gente que no lee ni el título y hasta una señora que me pidió soporte técnico para su lavadora.
Estar en Wallapop es como tener una relación sentimental: ilusión, decepción y un montón de mensajes sin contestar.
Spoiler: el gato no está en venta (de momento).