
Volvemos a la comunidad de Filipo después de varios años y bajo circunstancias distintas: Pablo escribe desde una cárcel en Éfeso. Pablo empieza a llamarse un prisionero por el evangelio, porque dentro y fuera de una cárcel, ha entregado su libertad totalmente a la obediencia del evangelio. Por eso se siente tan libre, porque sabe que esa libertad para amar que adquirió en Cristo no puede ser atrapado por ninguna estructura o esquema humano. Pablo es el esclavo de quien se hizo esclavo para liberar a los que no se sabían esclavos de la ley y del pecado.