
Los efesios prefieren echar a Pablo de su ciudad en vez de escuchar el mensaje. De hecho, con sus gritos, quieren ahogar la pequeña voz de Dios. Los gritos en este libro de los Hechos de los Apóstoles (y en toda la Biblia) son importantes. En fin de cuentas, la humanidad grita, como en esta escena, todos a una y por un tiempo extendido. Aunque claman por su idolo, en el fondo, claman por un padre, un salvador, una figura, que les dará seguridad, amor, y confianza. Este es Dios, y pacientemente escucha nuestros gritos, y a su tiempo y cuando nosotros estamos listos, con su pequeña voz nos anuncia su amor con la unica palabra que nos salva: Jesús.