
Pablo en Iconio
Después de un aparente fracaso en Pisidia de Antioquía, Pablo y Bernabé pasan a la siguiente ciudad: Iconio. Encontramos la misma esperanza en sus corazones que vemos en otras escenas de la Biblia: la esperanza en la providencia de Dios. Este par de apóstoles van entendiendo que la eficacia de su misión depende del Padre, y a ellos les toca esparcir la semilla. Pablo luego va a escribir, “Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios porque es quien hace crecer.” (1 Corintios 3:6-7)