
Hemos visto momentos esporádicos cuando el evangelio trasciende las fronteras de Israel. No podemos hacernos ilusiones, Pablo no era un hombre perfecto, e iba a ser rechazado en muchos lugares. Pero nada le podía quitar la convicción de que si Jesús se había manifestado en su vida, nada impedía que Pablo pudiera convertirse en esa manifestación del poder de la resurrección en la vida de muchas personas. Roto y débil sí, pero a través de las grietas de este equipo apostolico iba a deslumbrar la luz del evangelio.