
En la última exposición de la carta a los Colosenses, reflexionamos sobre cómo representar a Cristo en tres esferas fundamentales de la vida: el matrimonio, la crianza de los hijos y el trabajo. Ahora, el apóstol Pablo nos lleva a considerar dos dimensiones adicionales de nuestra vida cristiana: nuestra relación con Dios, expresada en la oración, y nuestra relación con «los de afuera», manifestada en nuestro testimonio. El tema central de la carta sigue siendo el mismo: la supremacía y centralidad de Cristo. Hoy veremos cómo el evangelio de Cristo avanza en el mundo por medio de creyentes que oran con perseverancia y testifican con sabiduría.