El dinero no compra el amor, pero sí puede romperlo.
En este episodio Ale, Leo y Harmin se meten en terreno pantanoso: ¿quién paga en la relación?, ¿existe equilibrio cuando uno gana más?, ¿o el dinero siempre termina marcando jerarquías emocionales?
Junto a nuestra invitada especial Falie, exploramos la delgada línea entre la independencia financiera y el ego herido.
Historias reales, confesiones incómodas y verdades que no caben en un Excel.
“Te quiero… pero paga tú” es una conversación sin filtros sobre amor, poder y billetera.
Entre risas, golpes de realidad y testosterona en fuga, los del Patio se enfrentan a un tema que muchos evitan: la andropausia.
¿Es realmente una crisis o solo un juego mental?
Ale, Leo y Harmin hablan sin filtros sobre los cambios físicos, el ego masculino, la pérdida de energía y ese miedo silencioso a dejar de ser “el de antes”.
Un episodio incómodo, honesto y muy necesario — donde la risa y la vulnerabilidad se sientan en la misma mesa.
¿Seguimos siendo monógamos por amor o por miedo a estar solos? En este episodio de Patio 404 nos metemos en uno de los temas más incómodos —y reales— de las relaciones modernas: la monogamia.
Entre risas, contradicciones y confesiones, Ale, Leo y Harmin analizan si la exclusividad es una elección libre o una herencia cultural que seguimos repitiendo sin pensar.
Hablamos de celos, fidelidad, deseo, acuerdos abiertos, y de cómo las nuevas generaciones están reescribiendo las reglas del amor y el sexo.
Un episodio sin filtros para quienes se atreven a cuestionar lo que “debería ser” una relación.
En este episodio piloto de Patio 404, tres amigos se sientan a hablar sin filtro sobre cómo el algoritmo convirtió nuestras redes sociales en un desfile constante de soft-porn.
Entre risas, anécdotas y análisis, Ale, Leo y Harmin exploran por qué normalizamos este tipo de contenido, cómo se mezcla con el fitness, la cocina o el gaming, y qué impacto tiene en nuestra percepción del deseo, la atención y hasta en los niños.
Un viaje entre lo absurdo y lo real, donde descubrimos que el algoritmo no solo nos conoce... también nos educa.