
Si nuestras convicciones son realmente importantes, entonces tenemos que estar dispuestos a encarnarlas y defenderlas a cada momento. Evidentemente, esto puede traer consecuencias, pero al aplicarlas mostraremos la integridad o el carácter necesario para hacer funcionar una fe capaz de producir la atmósfera necesaria para que una unción de restitución se opere en todos nuestro escenarios de vida.