
Desde que nació la ufología, ha existido una misma obsesión: descubrir la verdad que se esconde tras las luces del cielo.
Pero esa búsqueda, a veces heroica y otras veces desesperada, siempre ha tenido un precio.
Muchos ufólogos sintieron que no estaban solos, que alguien —o algo— seguía sus pasos.
Los llamaron los hombres de negro:
figuras silenciosas, con trajes oscuros y rostros impenetrables, que aparecían tras un avistamiento o una investigación incómoda.
Algunos los describieron como agentes del gobierno; otros, como entidades no humanas.
Y con el tiempo, su mito se mezcló con el miedo… hasta volverse indistinguible de la realidad.
Pero hay una pregunta que pocos se atreven a formular:
¿y si algunos de esos ufólogos que murieron en circunstancias extrañas no fueron víctimas del fenómeno… sino de lo que descubrieron fuera de él?
En su afán por hallar pruebas de vida extraterrestre, tal vez tropezaron con secretos humanos: proyectos militares, experimentos prohibidos o realidades demasiado terrenales como para ser reveladas.
Sin embargo, la otra cara del espejo es aún más inquietante.
Porque la ufología, en su necesidad de creer, también ha fabricado sus propios mitos, sus propias sombras.
A veces, el engaño no llega desde fuera… sino desde dentro.
Así, entre la paranoia y la fe, entre la verdad oculta y la ficción interesada, el misterio se alimenta de sí mismo.
Esta noche, en OVNISMUNDI ESPAÑA, exploraremos ese límite borroso entre la investigación y la manipulación,
entre los hombres de negro y los hombres del mito.
Porque quizá… el mayor secreto no sea quién nos vigila,
sino quién decide qué debemos creer.