
“Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y el hará” Salmo 37:5. Las promesas de Dios para los que creen y confían en Él y le obedecen son cosas tan reales y poderosas. Nunca pierden vigencia, y no se extinguirán. Las veremos cumplirse en nuestras vidas siempre. El cuidado de Dios es real, eso fue lo que se vivió en el tiempo de la venida de Jesús a este mundo. Dios tenía todo preparado; nada escapó de su cuidado, el llamamiento de María, el acompañamiento de José, el pesebre en Belén, la visita inesperada de los sabios de Oriente con presentes que luego serían tan útiles en los momentos difíciles; las apariciones de Ángeles orientando, aclarando, y aun advirtiendo sobre los peligros que se cernían sobre la vida de Jesús; en n, la presencia real de un Dios sobrenatural siempre estará alrededor de los que le aman.