El 14 de abril de 2025, la vida de Nicolás Barros cambió para siempre. Mientras se trabajaba como ayudante en una obra de construcción, una de las máquinas perdió estabilidad y un brazo mecánico de 400 kilogramos cayó sobre su cabeza, provocándole una fractura craneal grave.
Al ser trasladado a un centro de salud en Varsovia, Nicolás descubrió que su empleador nunca lo había afiliado a un seguro, lo que implicaba que todos los costos de la cirugía y los procedimientos médicos recaerían únicamente sobre él.
Han pasado poco más de dos meses desde el accidente. Nicolás y su pareja, además de enfrentar una deuda cercana a los 80 millones de pesos por la atención médica recibida, han tenido que asumir, en medio de la soledad y las dificultades de estar en un país extranjero, una nueva y dura realidad: la pérdida de movilidad de Nicolás, su dependencia de cuidados constantes y los elevados costos asociados a su proceso de rehabilitación.
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