Ya no estoy en el mundo, vivo en un espacio invisible, vivir sin lenguaje es no vivir.
Dan vueltas en mi mente las últimas ideas..................
Quisiera explicarle a Sofía que no tengo profundidad para abarcar lo espiritual. La observo sin expresión, la iro con colorido castaño que me calma.
Quisiera poder decírselo: mi cerebro, esta máquina descompuesta, ataja la trascendencia. Estana cualquier interioridad que no sea la obseración y la memoria.
El gran error del fonoaudiólogo fue traerme las cintas en que grababa nuestras clases para que escuchara "mi aprendizaje".
Me las puso en la brabadora que siepre ocupa. Nunca lo había hecho. Probablemente pensó que me estimulaba, que la deficiencia me impulsaría a poner más de mi misam. Tremendo error. Oí esas cintas. Fue al final de ese día que tomé mi decisión.
Aunque la familia no vio con buenos ojos el que yo tuviera otro hombre, se puso e mi parte como corresponde al clan y considerarona altamente reprobable la actitud de Juan Luis, la de quitarme a mi hijo, y la de golpearme, cosa que me preocupé de divulgar.
De Avenida Grecia vuelo a casa, paso por el depatamento del centro de la ciudad y nadie me abre la puerta. Quiero ubicar al Gringo como sea. En la esquina de mi calle, veo un tumulto, gente ypolicías. Freno rápido y me bajo del auto. Es Honoria y nadie hace nada.
Le grito al carabinero y el carabinero me mira raro, es una empleada doméstica, me dice. Le pregunto si han llamado a la ambulancia.
Dejémonos de cosas, Blanca, me dije muy seria frente a la estatua de Alicia en el País de las Maravillas, tú núnca te separarás. No sigas jugueteando con ideas adúlteras, Juan Luis es tu marido y ése es un dato inamovible. Ya verás como te las arreglas con tus locuras y ese hombre extraño y ajeno que se ha apoderado de tu voluntad.
En el fondo, Juan Luis me ha aislado bastante del mundo ¿no creen ustedes? Qué poco le costó convencerme que mi casa era el mejor lugar. La armé como un útero-matriz. Y aquí he estado, calientita todos estos años.
En el fondo, Juan Luis me ha aislado, bastante del que mundo ¿no creen ustedes? Qué poco le costó convencerme que mi casa era el mejor lugar. La armé como un útero-matriz. Y aquí he estado, calientita todos estos años.
Juan Luis te ha rodeado de tantas cosas ricas, que no te ha dejado poner en duda tu modo de vida. Desde los viajes la ropa de designers... Todo lo que una mujer supuestamente desearía. ¿Cómo va a aceptar él que tengas quejas?
Se trenza su enorme pelo, gesto típico de Victoria cuando quiere sugerir que o es importante lo que dice.
Doble tarea, Blanca. Debíamos vivir alrededor de la familia -organizada en torno a nuestro drama- que os impedía cualquier autonomía. Sin embargo, también debíamos ser el puende de mamá con vida.
En Puero Vallarta las urracas vuelan bajito y cuando hay tormenta los truneos remeen la tierra. Como si fuesen a arrasar, la línea del horizonte se difumina y se pierde la noción de dónde acaba el mar y dónde debe empezar elcielo. También hay cerro como verdes cortinas, ese verde frescor que sólo se salpica con nubles blancas de algodón.
Ese sol de verano en el campo, eso sol, no otro, distinto de cuántos soles que me has alumbrado, ese sol de me daba sed. Los caballos trotban, quizás sedientos también. Marcial el administrador, me llevaba al anca de su alazán. Alfonso montaba su propio caballo, apenas capaz de sujetar las riendas, enormes tenazas de cuero frente a su cuerpo minúsculo. Pía en su anca. Mamá, preciosa y olorosa, iba tendida con mi abuela en la carreta.
Divago esa familia en el restaurante de Puerto Vallarta. Comí sola en el pueblo. Unas langostas grandes, eso me apetecía,allí en el restaurante del frente de la gasolinera. Pasé por ese boliche que se llamaba Kiki y reí. En mi familia "las otras" se llamaban siempre "Kiki" y ojalá con K más que con Q. No se bien por qué ni de dónde surgio ese nombre. Pensé en todas las Kikis del mundo. Yo no me sentía como una de ellas, por cierto. El Gringo era casado y yo, la mas fresca.
El dolor se quedó en mi mundo interno. Eso sucede con la atortura,Blanca: es la muerte o la alineación.
Camina por la pieza como si estuvieses a solas.
Al fin mira. Como mis ojos se empezaran a ahogar, su expresión cambió.Se endureció y acercándose me tomó violentamente por los hombros.
¿Que haces aquí?
El Gringo se va. Me quedo en su cama,volver a pegarme a él como él se pega a su cama,su cama como el pliegue de su cuerpo,del dorado de todo su pelo,el del pecho,el de su cabeza,el de su barba,el de su vientre,todo ese dorado revuelto entre las sábanas co sus cubos y triángulos cafés y también de oro.
Lo esperé un día entero en Río,sintiéndome rara. Yo nunca viajabasola,la verdad es que casi nunca hacía nada sola y a las alturas que Juan Luis llegó estaba ya nerviosa. Él me abrazó frugalmente y se abalanzó a contarme sus éxitos en Sao Paulo,de lo bien que le había salido todo. ¿Olvidaba que yo llevaba un día entero sola,en un país extraño,con otro idioma,sin hablar con nadie?
Miro la lluvia, feroz la lluvia en mi ventanal. Y por primera vez pienso que llegará un verano y yo no seré una mujer enferma. Que esos descansos tan esperados en la playa lejana con mis hermanos ya no serán.
Mi abuela al morir, entonces, me dejó un pedazo de tierra. Ella me enseñó de chica a amar los cerros y el color de los limones cuando se echaba al sol.
A esa hora me hablaba de Garía Lorca y me contaba del amor de Federico por los dorados de la tarde.
El aperitivo fue acaparado por Victoria y su queja. Aunque paarezca un contrasentido, se necesita más valentía para ser contestararia en democracia que en dictadura.
Es que ahora ha pasado a ser mala educación salirse de la regla- contesta Sofía.
No me gusta como huele nuestro silencio general, huele a moribundo -la mira Victoria- ¡ahora peor que nunca!
Eso me dijo Juan Luis cuando seguí a Alfonso y a la Escuela de Medicina. Que no tendría puntaje para entrar, dijeron todos, que era una carrera demasiado larga y sacrificada, que no seería una buena madre con una profesión tan absorbente. Que cómo cuidaría a los diez hijos que pensaba tener.
Cada día, al irse el fonoaudiólogo, siento mi lengua tumefacta. Como si se me hubiese ahogado adentro de la boca, como si mi boca fuese una ola inmensa que la inundó. Me la imagino purpúrea e hinchada como la de un animal que ha perecido en el agua.
Hola Blanca- avanzó hacia nosotros -. Éste es un pésimo día para conocerte. Tantos agradecimientos pendientes, pero vengo destruida- sin más se tiró en el sillón soltando al cartera y cayó al suelo,abriendo las piernas sin sacarse el abrigo ni la bufanda. Me desconcerté..................