
Vivimos en una sociedad cada vez más acelerada, extremadamente enfocada en el éxito, con lo particular y relativo que tiene esta definición para cada persona. A veces, todo ello nos hace vivir buscando cumplir expectativas de distinta índole: profesionales, académicas, familiares, de pareja y más, que nos alejan de nosotros mismos, de nuestros ideales; de lo que realmente necesitamos para vivir a plenitud.
La pregunta es, ¿y qué con lo que queremos para nosotros mismos y nuestro bienestar? ¿Por qué nos enfocamos tanto, a veces, en cumplir expectativas de otras personas? ¿Por qué somos tan duros con nosotros mismos cuando sentimos que –entre comillas– estamos fallando? Y todo ello lo podría resumir en, ¿por qué me cuesta tanto cuidar de mí y me sacrifico para satisfacer dichas expectativas?
Pasé años (y no miento) buscando calzar con modelos de sociedad y sí, muchas veces, sacrificándome y/o sacrificando mis ideales. Es que nadie me dijo cómo cuidar de mí.