Desde que nos convertimos a Cristo comienza una lucha espiritual en contra del enemigo, si no nos concientizamos lo pasamos por alto y en vez de hablarnos a nosotros mismos con la Palabra de Dios como lo hizo Jesucristo, nos bombardeamos con palabras negativas y de maldición, por ello es importante tenerlo en cuenta y ganar la batalla de nuestra mente a través de nuestras palabras alineadas a la Palabra de Dios
Lo cotidiano, los problemas, proyectos, trabajo nos hacen colocar a Dios en un lugar que no le corresponde sin embargo, éste es un llamado a reflexionar y acomodar nuestras prioridades