
Hace poco alguien me dijo: "Es que tú puedes comer cualquier cosa porque eres delgada." Y aunque suena inofensivo, este comentario está cargado de creencias limitantes que pueden hacer que perder peso o construir hábitos saludables sea frustrante o incluso imposible.
Primera creencia: que el peso determina lo que puedes o no puedes comer. Como si las personas delgadas tuvieran pase libre para comer sin culpa, mientras que las demás deben restringirse. Esto genera culpa, comparación y patrones dañinos como el ciclo de restricción y atracones.
Segunda creencia: que ser delgado es igual a estar saludable. Pero la salud va mucho más allá del peso, e ignorar esto puede hacer que muchas personas se descuiden sin darse cuenta.
Tercera creencia: la idealización del metabolismo rápido. Pensar que algunas personas "tienen suerte" y pueden comer lo que quieran sin engordar hace que creamos que el peso depende solo del metabolismo, cuando en realidad es resultado de muchos factores.
En lugar de preguntarte "¿Puedo comer esto si quiero bajar de peso?", cambia la pregunta:¿Esto me nutre, no solo físicamente sino también emocionalmente? ¿Cómo me hace sentir este alimento? ¿Me da energía o me deja inflamada y cansada? ¿Estoy comiendo desde la restricción o desde el equilibrio?
Cuando dejas de ver la comida como un privilegio o un castigo según tu peso, empiezas a construir una relación más sana y libre con la comida.