
Samuel, el último juez y primer profeta de Israel, nos deja un legado de fe, obediencia y servicio inquebrantable a Dios. Desde su nacimiento milagroso hasta sus últimos días, su vida nos inspira a servir con fidelidad, escuchar la voz de Dios y mantenernos firmes, aun en medio de los cambios y desafíos. Un recordatorio poderoso de que el servicio a Dios es fruto de una fe viva y perseverante.