
Tracemos en nuestra mente una raya continua donde en un extremo estén los aspectos más amargos de nuestra vida, ya sea la depresión, la tristeza más profunda o el abatimiento ante los pesares (asignémosle un valor de 1) y en el otro extremo coloquemos los momentos más luminosos llenos de alegría y felicidad (asignémosle un valor de 10), entre un extremo y otro ¿dónde te colocarías? ¿serías un 5, un 7 o un 9? De verdad ¿serías un 10?
Aristóteles dijo que la finalidad de la existencia humana es la felicidad, nadie que se considere humano puede rehuir este propósito existencial, o ¿qué otro habría? Aunque nacemos llorando, la felicidad está presente en nuestra vida desde la infancia, poco a poco vamos dando forma a nuestro carácter y personalidad, seremos individuos alegres, extrovertidos o, en diversos grados, serios, callados e introvertidos. La vida es un proceso que está totalmente en nuestras manos, debemos darle forma para acercarnos al máximo punto de felicidad.
¿Eres de las personas que sí creen en la posibilidad de moldearnos a nosotros mismos o, por el contrario, crees que ya estamos hechos y respondemos a circunstancias que no controlamos?