
La trayectoria política de Andrés Manuel es clara: después de sus años de militancia priista (a la sombra de Enrique González Pedrero en Tabasco), navegó sin problemas de conciencia hacia el PRD y luego, cuando ya no le convenía ese partido político, fundó otro: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido que durará hasta la siguiente escisión de la izquierda radical a la muerte de su mesías. Bajo su sombra y al cobijo de Morena, la izquierda radical que en un tiempo convivió incómodamente con los socialdemócratas del Frente Democrático en 1988 y luego en el PRD, salió al fin del clóset y se muestra hoy tal como es: intolerante, autoritaria y de fanatismo ideológico a toda prueba.
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