
Cuando ella dijo que nadie la había vuelto a ver de la manera que ella lo hacía fue por una razón.
Por que ella la miró como si fuera una obra digna de admirar en los museos, porque realmente ante sus ojos así era y así es, llamalo como quieras, amor, enamoramiento, tal vez cariño, todo se reduce a que en los ojos de la persona correcta, siempre serás una obra de arte.
Tardó mucho tiempo en darse cuenta que ella era la persona correcta, pero que después de 13 años logró notar esa mirada, solo es una prueba más de como realmente el destino si puede existir, o como me gustaría llamarlo “las casualidades planeadas”. La mirada nunca cambió, porque ese tipo de mirada realmente es el corazón viendo a través de los ojos, esa mirada que no se oculta, porque ni siquiera sabes que la tienes, un acto tan puro, raro pero importante.
Y es una condena, porque una vez que tus ojos tienen esa mirada, se queda grabado en el corazón, que incluso si dejas de ver a esa persona, tu corazón solo estará aguardando para volver a admirar su pieza de arte favorita.